jueves, 6 de mayo de 2010

Entrevista de trabajo



Hace mucho tiempo quería escribir sobre esto y aunque puedo caer en el grave error de hablar de algo que no conozco en su totalidad y su oscuro fondo, voy a correr el riesgo.

Hace ya casi un año y medio, en una de esas temporadas de crisis exitencial de los vienti tantos, salí en busca de trabajo, uno cualquiera, no precisamente como locutora, presentadora o periodista. Mi novio también estaba el mismo plan y compartíamos la desesperación de la escasez en nuestros propios bolsillos (los de mi mamá están de maravilla, pero eso ya no es asunto mio) y Rodrigo (mi novio) de forma muy ingenua llegó un día con el número de teléfono de una empresa que necesitaba personal sin experiencia para trabajar medio tiempo y como en un millón de situaciones en mi vida me dije: "Listo, sin mente, vamos a ver que pasa" y así fue, nos presentamos al dichosa entrevista, ¡JUNTOS!

Para no entrar en largos detalles voy a decir que la entrevista era colectiva y la hacían a modo de conferencia de superación personal, la daban como en tiempos, no entendí muy bien lo que sucedía, pero pasaron tres personas distintas, nos hicieron llenar una hoja con unos datos personales y al final vino una mujer graciosa quien claramente venía del pacífico y tenía ese acento coloquial que ella misma había mezclado con una fuerza falsa para hablar en público y adicional a eso, un movimiento corporal indescriptible. No era mi intención de burlarme de la señora porque según ella y todos los de esa empresa, era una líder que ganaba no se cuantos millones y se habia superado a si misma. Pero me causaba una gracia inmensa y traté de aguantarme las ganas de reventarme de la risa que crecían al escucharla y al mirar a mi novio con el rabillo del ojo, quien estaba casi muriendo de risa internamente porque me veía apretarme los labios con las manos para que no se notara que me estaba riendo. La mujer y su forma de expresarse era graciosa, no puedo negarlo.

De entrada nos pareció raro el lugar, rara la empresa y rara cada una de las personas que estaba estratégicamente vestidas y ubicadas de pie cada 100 metros que parecían estar ahí sólo para sonreírte. Nos hicieron seguir a un salón grandísimo y de forma estratégica nos separaron y lograron que yo quedara lejos de Rodrigo. Dentro de ese salón había una tarima con un equipo de sonido y un micrófono que fue utilizado por varias personas para hablarnos como si ellos fueran recreadores y nosotros niños. Hacían dinámicas que yo me rehusé a seguir, nos hacían aplaudir cuando ellos pronunciaran X palabra, nos hacían cantar, decir "ajá" en coro cuando ellos dijeran "uno dos y treeeeees", nos hicieron hacernos masajes mutuos en los hombros y en ese ejercicio fue cuando ya me tenían en la mira los embelesados asistentes y los tétricos empleados de la empresa porque no me dejé tocar una hebra de hilo de la camisa de parte de los extraños que me rodeaban y yo no los toqué a ellos... si, tengo un grave problema con el tocar gente extraña y que me toque gente extraña, no me gusta.

Nos pidieron dinero para no sé qué letreros porque al siguiente día había una "ativida" (así hablaban todos), en algún extraño momento pusieron a bailar a un señor gordito o a hacer los números con la cola, no se, y lo peor de todo el asunto es que la gente hacia caso a semejante payasada sólo porque esas personas los convencieron de que iban a ganarse un sueldo de 3 millones de pesos, pero que primero debían cambiar su manera de pensar, ser dinámicos, líderes, competitivos y ... vender. Y eso que ellos juraban con ambas manos que no estaban buscando vendedores, que estaban buscando directores de no se qué cosa, monitores de no se qué otra, pero tenían que ganarse el puesto por medio de una serie de pruebas que tenia que superar y entre esas, vender unos productos de la empresa y que sólo sería esa vez y nada más. De alguna manera que no logré comprender, dijeron que necesitaba 10 personas, de las cuales saldrían 5, pero que luego serían 2 y al final una sola con todos los cargos (¿?)

Dos horas antes del final de esa jornada, me invadió una ira indescriptible porque comprendí que tal vez Rodrigo y yo habíamos sido los peces raros en esa pesca. La totalidad de las personas que asistieron a esa "entrevista" de trabajo son personas de muy bajos recursos que necesitaban dinero lo más pronto posible y que por cosas de la vida y de nuestra sociedad, no tiene más que un 9º de secundaria y no tienen tiempo para ser cultos por quien sabe cuántos problemas. Entendí que ellos se estaba aprovechando de sus necesidades y de su ignorancia y les estaban llenando la cabeza con basura sobre la superación y el futuro para que al final todas esas personas (50 más o menos) vendieran todo lo que tenía que vender y no se ganaran el trabajo porque ellos mismos dijeron que nadie iba a estar contratado, sólo que lo hicieron de una forma casi subliminal con la que después iba a lavarse las manos.

No me dio rabia haber perdido toda esa mañana que pude utilizar haciendo ejercicio o leyendo, tampoco me dio rabia que en la primera entrevista colectiva sacaran discretamente a una señora que les dijo mentirosos de frente porque ella ya sabía cómo funcionaba ese sistema. Me dañó el almuerzo e hirió profundo la sensibilidad pensar como esa empresa se estaba aprovechando de tanta gente que tal vez dejó de atender su chuzo de arepas o dejó en casa su carrito de mazamorra porque creyó que esos predicadores baratos le iban a dar el trabajo de sus vidas.

Y ¿quieren saber de dónde sacó el número telefónico Rodrigo? de un aviso colgado en un poste de por ahí, el mismo de los volantes que dicen "necesitamos personal sin experiencia. Ten maravillosos ingresos trabajando medio tiempo en una empresa que te permite crecer" por supuesto no regresamos al día siguiente, aunque yo quería hacerlo con una cámara y una grabadora para ver cómo terminaba eso, porque confieso que quiero poder hacer un reportaje sobre ese tipo de trabajitos algún día porque esas farsitas abundan y muchas de ellas desaparecen en una noche con oficinas y todo.
Ale Salazar R